La Chiva

Chiva Transportes del Sur Cecilia Vargas Muñoz
© Cesare Stella

La chiva es una obra de cultura popular que recupera la memoria, como expresión del amor hacia lo nuestro. Llegó desde el valle de Laboyos en la zona arqueológica, patrimonio de la humanidad, en el macizo colombiano.

 

De allí empezó su viaje por el mundo la Chiva, creada por mí, Cecilia Vargas, en mi taller de Pitalito, Huila. En ese momento escribí una página en la historia iconográfica del arte colombiano.

 

Mi Chiva no está constreñida por la prisa que caracteriza la producción en serie, está marcada por la fuerza de la singularidad que asiste al oficio de expresar lo que somos. Nació colmada del contenido emocional del Huila campesino, flotando en una atmosfera donde la sensibilidad humana nos une como personas entre el disfrute del compadrazgo, la confianza y la fraternidad, que atestigua y reafirma nuestra cultura, construyendo un puente entre lo local y lo global.

 

El sello de la autenticidad lo garantiza la calidad de su obra con sutiles detalles que la hacen inconfundible y su nombre escrito al lado del chofer.

 

La Chiva se enfrenta al mundo totalmente documentada. Tiene nombre proprio, denominación de origen, con el número de patente y propiedad intelectual, como cedula de ciudadanía y pasaporte, viaja por el mundo con el único deseo de hablar bien de Colombia y mostrar el aspecto cultural de nuestro país que, a veces, poco se divulga.

 

 

¡Le puse ruedas al barro y le nacieron alas!

 


Terracota

Cecilia Vargas
© Cesare Stella

 

Soy ceramista tal vez, por satisfacer intereses de mi infancia, me interesa como proyecto de integración al entorno y la sociedad ante los problemas antrópicos sobre la construcción de represas sin mediar respeto alguno; desconociendo la vida humana los ecosistemas sus territorios memoria y carácter.

 

Estas circunstancias me han afectado y desde mi interior surge la necesidad de visualizar una obra fuera de los espacios convencionales. Para mí la arcilla es lo que me define como persona produciéndome una atracción provocadora, es la razón por la cual elaboro figuras manuales y macizas de animales nativos sin más recurso de color que el material arcilloso con el cual fueron esculpidas, estos dan fe de su paso por el bosque que un día la irracionalidad humana determino extinguir, a la par con su hábitat. Ellos nacen de nuevo de la misma tierra sin dejar de seguir siendo: AMENAZADOS, EXTINTOS Y EN PELIGRO.

 

 


Bahareque

Cecilia Vargas Muñoz
© Cesare Stella

 

Su serie Bahareques es el resultado de un apasionado y largo trabajo. Intrigada por la cultura precolombina, Cecilia Vargas ha dedicado años a la investigación de los inmensos y extraños jeroglíficos denominados "petroglifos" que se hallan en un territorio al sur de Colombia, cerca de uno de los santuarios arqueológicos más antiguos del continente: San Agustín. Sobre inmensas rocas y cavados en la piedra, se hallan estos enigmáticos grabados que como testimonio de un pasado desconocido, Cecilia Vargas con la ayuda de arcillas y pigmentos tradicionales, admiró, estudió y extrajo sobre el papel, magníficos impresos, en los cuales ella se ha inspirado para su última creación artística.

Bahareque de Cecilia Vargas Muñoz
© Cesare Stella

Interesada siempre en el ser humano, su entorno y su pasado, la artista ha desarrollado a través de sus Bahareques (mezcla de diferentes materiales provenientes de la naturaleza: barro, guadua, paja y pigmentos naturales), una impresionante, pragmática y sencilla visión de su mundo cosmogónico, en donde con facilidad se mezclan madres, ídolos, animales y cíclopes, conformando un tejido surreal y mágico que nos recuerda las más profundas expresiones del arte precolombino.

 

En la facilidad de la línea, la sencillez de los materiales y en el poético significado de sus obras, Cecilia Vargas nos transmite a través de sus Bahareques, un mundo mágico y personal, probablemente muy similar al que nuestros antepasados precolombinos poseían.

Victor Escobar